Primera Lectura

Miqueas 5, 1-4

Esto dice el Señor:
"De ti, Belén de Efrata,
pequeña entre las aldeas de Judá,
de ti saldrá el jefe de Israel,
cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados,
a los días más antiguos. Por eso, el Señor abandonará a Israel,
mientras no dé a luz la que ha de dar a luz.
Entonces el resto de sus hermanos
se unirá a los hijos de Israel.
Él se levantará para pastorear a su pueblo
con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios.
Ellos habitarán tranquilos,
porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra
y él mismo será la paz".

Meditatio

La esperanza de un salvador en el pueblo de Israel sostuvo la fe del pueblo a lo largo de todas las generaciones.

Este salvador anunciado por todos los profetas, y visto en muchas de las figuras de reyes sacerdotes y profetas del Antiguo Testamento, va siendo una realidad en el proyecto salvífico de Dios con el nacimiento de la Santísima Virgen María. Por ello su nacimiento nos hace reflexionar que este proyecto salvífico se va construyendo en la historia en donde todos nosotros tenemos una participación muy importante. Dios que había preparado desde toda la eternidad a María Santísima para ser la Madre de su Hijo, fue recibida con alegría en el hogar de Joaquín y Ana, quienes la prepararon y la educaron para que el proyecto de Dios continuara adelante.

Tú también eres parte de este proyecto, como María, déjate conducir y modelar por Dios para que la salvación sea una realidad más concreta en todo nuestro mundo.

Oratio

Te doy gracias, Padre, por haber elegido a María como la madre de mi Señor y madre mía también, porque intercede siempre por mis necesidades, como lo hizo con aquellos novios en Caná, y que de ella puedo aprender a ser un verdadero discípulo e intercesor.

Actio

Hoy rezaré el Rosario.


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Evangelio

Escúchalo aquí

 

Lucas 1, 39-45

<span style="color:red;font-size:40px">E</span>n aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.<br /><br /> Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".

Reflexión