Primera Lectura

Santiago 4, 13-17

Hermanos míos: Consideremos ahora a los que dicen: "Hoy o mañana saldremos para tal ciudad, ahí viviremos unos años, pondremos un negocio y nos haremos ricos". Esos no tienen idea de lo que será el mañana. Pues, ¿qué cosa es la vida de ustedes? Una nubecilla que se ve un rato y luego se desvanece.

Lo que ustedes deberían decir es esto: "Si el Señor nos presta vida, haremos esto y aquello". En lugar de eso, presumen de ser autosuficientes; y toda esa clase de presunciones es mala.

En resumen, el que sabe como portarse bien y no lo hace, está en pecado.

Meditatio

Que bien nos vienen estas palabras del apóstol a nuestra generación "tecnológica" en la cual muchos de nuestros hermanos se han creído la mentira del mundo, y piensan que pueden realizar su vida con su propias fuerzas, al margen de Dios.

A esta generación pagada de sí misma, que cree que todo lo puede y que piensa que es capaz de conocer hasta los más profundos secretos de la vida y gobernar el universo a su antojo, olvidándose de las reglas y principios básicos que Dios mismo ha creado. Es un pasaje que nos urge a la DEPENDENCIA y confianza en Dios y a reconocerlo verdaderamente como el rector de todo lo creado, sin el cual nada se puede hacer.

Jesús decía a sus discípulos: "sin mí nada pueden hacer". Debemos, pues, reconocer nuestra dependencia de Dios, la necesidad de su poder para realizar nuestra vida y construir nuestro mundo. Deja de lado tu autosuficiencia y verás que es mucho más fácil construir la vida y nuestro mundo con el poder de Dios.

Oratio

Señor, ayúdame a construir mi vida, a ser eficiente en mi entorno, a hacer lo mejor en cada cosa que intervengo, pero quiero que siempre quede por entendido que es por tu gracia y por tu amor que puedo hacer las cosas. Lo que me queda de vida, Señor, quiero que sea una constante alabanza y reconocimiento de tu señorío y dominio sobre mí, pues te amo y me rindo todo a ti.

Actio

Hoy a cada cosa que haga o diga agregaré en mi vocabulario: "Si Dios quiere" o "Si Dios me permite" para no olvidarme y dar testimonio a los demás de que mi vida depende de Dios.


PrematSep24


Evangelio

Escúchalo aquí

 

Marcos 9, 38-40

En aquel tiempo, Juan le dijo a Jesús: "Hemos visto a uno que expulsa a los demonios en tu nombre, y como no es de los nuestros, se lo prohibimos". Pero Jesús le respondió: "No se lo prohíban, porque no hay ninguno que haga milagros en mi nombre, que luego sea capaz de hablar mal de mí. Todo aquel que no está contra nosotros, está a nuestro favor".

Reflexión

Una de las cosas que impiden que se dé la unidad en nuestra Iglesia es lo que se conoce como "capillismo", es decir, esa tendencia a pensar que sólo nuestro grupo, nuestro movimiento, es el único que tiene la verdad y que los otros no tienen ni siquiera razón de existir; esta actitud sucede incluso cuando se piensa que tal o cual sacerdote o tal o cual líder religioso es el que tiene la exclusiva para la construcción del Reino.

Este pasaje nos muestra que no es algo nuevo sino que es algo que ya desde el tiempo de Jesús existía, por lo que en este pasaje les hace ver que en la Iglesia, es decir en la construcción del Reino, hay diferentes carismas y diferentes maneras de proponer el mensaje evangélico. Y así encontramos que desde la Teología de la Liberación, que propone un evangelio más encarnado e inculturado desde los más pobres, hasta la Renovación en el Espíritu Santo que busca una renovación del individuo desde el corazón, lo que se busca es la edificación de la sociedad del amor, la vida vivida de acuerdo al Espíritu y la propagación del amor de Dios a toda la humanidad.

Cada uno coopera de diferente manera a la única misión de la Iglesia que es evangelizar. No seamos, pues, de los que criticamos u obstaculizamos la extensión del Reino, sino unámonos en un solo Espíritu a fin de que, como nos lo proponen los Obispos de Latinoamérica, podamos llegar a la unidad en la diversidad.